Todos los animales necesitan alimentarse. Los alimentos proporcionan la energía necesaria para crecer, moverse y reproducirse. Las necesidades nutricionales se satisfacen con distintos sistemas de captura, regímenes alimentarios y sistemas digestivos.
En vez de dividir entre herbívoros, carnívoros, omnívoros, el zoologista británico Sir C. M. Yonge propone, en 1928, distinguir a los animales según si se alimentan de alimentos líquidos o sólidos, móviles o inertes, grandes o pequeños (respecto al tamaño de su consumidor).
Esta división, muy subjetiva, muestra límites un tanto arbitrarios. Sin embargo, ofrece otro enfoque que el Museo de Burdeos ciencias y naturaleza ha querido dar a conocer. Especímenes naturalizados, mandíbulas y dientes, maquetas y modelos a gran escala, así como múltiples fotografías de animales alimentándose y dibujos científicos originales, muestran los detalles de los órganos y de su funcionamiento.
Mientras que algunas especies se alimentan de líquidos o por filtración, otras se alimentan de presas grandes. Así, hay animales que buscan alimentos inmóviles, otros consumen nutrientes en los sedimentos... Por su parte, el ser humano y ciertas especies capturan, desmenuzan y tragan a sus presas. Esta estrategia de toma de alimentos tan habitual para nosotros es relativamente rara en el mundo animal, ya que la mayoría de los depredadores tragan directamente a sus presas. Masticar antes de tragar ayuda a preparar la digestión. Pero solo algunas especies, pertenecientes a los vertebrados mandibulados, tienen dientes. En una parte de la sala, dos grandes vitrinas muestran dientes y mandíbulas que ilustran la variedad de formas y los procesos de crecimiento de estas estructuras.
Un monitor multimedia propone juegos para comprender esta clasificación y la organización de esta sala del Museo de Burdeos ciencias y naturaleza. Por último, se presentan herramientas como guiños a las adaptaciones desarrolladas por los animales para alimentarse, como una jeringa para la trompa del mosquito común, una escoba para las barbas de la ballena de Groenlandia o unas tenazas para el pico de las tortugas.
La exposición semipermanente ¡Cómeme si puedes! muestra esta forma original de clasificar las especies animales.