Las recogidas de especímenes pueden ser una de las principales formas de enriquecer las colecciones de los museos.
Se pueden realizar en el marco de expediciones científicas para inventariar y estudiar la biodiversidad. Las llevan a cabo principalmente los grandes museos nacionales y algunos museos regionales. Enmarcadas en normas administrativas y legales, se realizan con las autorizaciones de estudios y los permisos de recogida pertinentes de acuerdo con la normativa vigente de protección de espacios naturales y especies.
Las adquisiciones programadas corresponden a un tema de exposición o a un objetivo educativo en preparación y son habituales en los museos de historia natural. En este contexto se han adquirido varios conjuntos de especímenes, como los perros naturalizados recogidos por Joseph Künstler a principios del siglo XX o, más recientemente, las plantas recogidas para ser presentadas en láminas de herbario en la exposición semipermanente El litoral de Aquitania.
Por último, los hallazgos casuales corresponden a recogidas imprevistas de un espécimen, a menudo un animal muerto, pero también puede ser un fósil o un nido abandonado... Antes, los taxidermistas de los museos podían obtener un permiso especial de caza «para todas las especies en todas las épocas del año» con el fin de enriquecer las colecciones. Algo que ya no sucede hoy en día con los vertebrados, de los que solo se recogen restos con autorización prefectoral en Francia.